Ahora resulta que las empresas privadas, después de suplantar el estado, apropiarse de lo público, usufructuar a manos llenas de lo nuestro, incentivar la codicia, concentrar Ia riqueza en pocas manos, pagar sueldos de hambre, alterar el medio ambiente, profundizar la brecha social, provocar cultivos ilícitos a manos de campesinos sin cosecha y con hambre, impulsar el desplazamiento, producir miseria, violencia, desigualdad, muerte e intensificar la guerra, llenarse los bolsillos y coronar sus negocios con nuestro propio dinero, deciden auto nombrarse protectoras y benefactoras del arte y la cultura, con el fin de poner el conocimiento al servicio de una élite privilegiada. Si eso es así, sería igual a decir que lo que intentan es lavar dinero a costa del conocimiento y el pensamiento crítico de artistas e intelectuales, cuya aceptación estaría condicionada a la buena imagen que del régimen y sus financiadores construyan los elegidos. Es decir de su silencio. Mephistófeles o venderle el alma al diablo. Ser o no ser. La premisa que dice que el pensador y el artista sólo pueden ser libres en la medida en que no añoren la corona ni la alfombra roja del poder.

Muriel Angulo 

14 de diciembre 2020

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