SOBRE MI OBRA
Memoria. Montes de María. 2010
“Sólo en su devenir el
arte cumple su función poética de conocer, comprender, presentar, explicar y
devolvernos el mundo. Un arte impuro, contaminado por el amor, el humor y el
dolor, por lo sagrado y lo profano, que nos devuelva las herramientas del
conocimiento y del pensamiento, de la contradicción y del azar, un espacio
vital para conocernos y reconocernos”.
“La búsqueda de un imaginario vital, que se construya a sí
mismo, en donde símbolos del pasado y del presente conviven con una imaginería
propia, es la esencia de mi pintura. El color y la composición son solamente
formas que toma el pensamiento para darle rienda suelta a las imágenes que
habitan mi memoria. Por eso mi obra se fragmenta, en un intento por validar
cada paso como fundamento del arte y de la vida.”
“Ser mujer, latinoamericana
y artista, es tener más preguntas que respuestas. La memoria, materia viva que
se proyecta del pasado hacia el futuro, nos conduce hacia la búsqueda de un
imaginario en experimentación constante, al lado de representaciones
hegemónicas que inciden en nuestra forma de desear. Alrededor de esta idea
giran las preguntas de mi obra, y digo preguntas porque ser latinoamericana es
jugar con fichas marcadas con el agravante de no saberlo. Desde mi primera
exposición en 1986, titulada “El hombre de la corbata” la imagen ha sido un
pretexto para re-conocer y re-conocerme. Creo firmemente que todo lo que se
incluye y excluye en un imagen determina las relaciones que establecemos con
ella. Y el Arte es la historia de esas representaciones. Por esa razón la obra
debe ser un laboratorio obligado, que nos brinde la posibilidad de revisar las
costumbres enraizadas y los esquemas de pensamiento fijo. En la búsqueda de ese
imaginario he reflexionado sobre el mito, el rito y el fetiche, a partir de
imágenes tomadas de mi historia personal, de la cultura popular y de la
historia del arte.
“Resignificar la
realidad ha sido una constante en mi trabajo. Siento una imperiosa necesidad de
reconstruirme, elaborando procesos en donde lo aleatorio y lo reflexivo, lo
popular, lo personal y lo colectivo forman parte de un mismo proyecto. Me muevo
en el terreno de lo contradictorio, porque dentro de esa ruptura encuentro la
medida exacta de la representación. A partir de la apropiación de imágenes y
símbolos de diversa índole y naturaleza, intento reconstruir un imaginario
acorde a planteamientos y búsquedas personales que conecte mi obra con el pulso
del tiempo. El color, cada vez más protagonista, cumple una función precisa en
mi trabajo: desvestir, amenazar, seducir, transmitir. Los materiales y soportes
escogidos tienen como propósito explorar su propio lenguaje, esa doctrina
implícita en cada uno de ellos, que finalmente aprovecho como liturgia para
comunicarme.”
Septiembre 2000
“Mi obra es un comentario autobiográfico de la vida. Armo mi
imaginario a partir de mi memoria pasada y reciente, en un intento de explicar
el mundo a través de mi misma. Me interesan las representaciones elementales y
los símbolos cargados de sentido local y universal. Me interesa el ser humano.
Es la materia prima y el sentido de mi obra.” *
Septiembre 2002
“La búsqueda de un
imaginario vital, que se construya a sí mismo, en donde símbolos del pasado y
del presente conviven con una imaginería propia, es la esencia de mi pintura.
El color y la composición son solamente formas que toma el pensamiento para
darle rienda suelta a las imágenes que habitan mi memoria. Por eso mi obra se
fragmenta, en un intento por validar cada paso como fundamento del arte y de la
vida”.
Muriel Angulo
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